Han pasado menos de dos meses desde que la fiebre del fútbol se apoderó del planeta con ocasión de la Copa Mundo de Rusia-2018. Como sabes, Francia logró el título, el segundo de su historia, en un torneo que nos dejó grandes lecciones a los aficionados al deporte y también a los marketeros, porque se trata, ni más ni menos, que del negocio más grande del mundo.
Más allá de los duros golpes recibidos en los últimos años, por cuenta del vulgar caso de corrupción que involucra a decenas de directivos (muchos de ellos, suramericanos), el fútbol se mantiene a flote. La pasión del hincha, el talento de los deportistas y sus sueños por realizar y el concurso de las marcas (patrocinadores) lograron sacar a flote un barco que se hundía.
Un barco que navega con una carga muy valiosa para los emprendedores: las lecciones que podemos aprender de un equipo de fútbol. Es cierto que ninguno es igual a otro, pero también es cierto que todos los equipos exitosos, lo que ganaron los grandes títulos, lo que alzaron los trofeos más codiciados, los que marcaron época y dejaron huella, poseen características similares.
Estas son, a mi juicio, las 11 características que convierten a un equipo de fútbol en algo poderoso, 11 características que pueden convertir a tu negocio en un campeón:
1) El producto: la conformación del grupo es, más que el primer paso, la base del resultado. Es la tarea mancomunada de directivos y cuerpo técnico. Necesitan sumar talento y esfuerzo, juventud y experiencia. Invertir en personas capaces de identificarse con los valores de la institución es sembrar la semilla del éxito. Nunca hay un equipo perfecto, pero sí hay grupos muy productivos.
2) Los objetivos: una vez la plantilla se conformó de acuerdo con las posibilidades económicas (no olvides el presupuesto), directivos y cuerpo técnico tienen que transmitir a los deportistas los objetivos que se plantearon. Identificar claramente las metas a corto, mediano y largo plazo, tanto en el plano colectivo como individual, es necesario para saber adónde se quiere llegar.
3) La estrategia: establecidos los objetivos, hay que trazar un plan de ejecución, el cómo hacerlo. Un plan a corto, mediano y largo plazo. Con tareas diseñadas para potenciar las virtudes del grupo y otras, para neutralizar las debilidades. Una estrategia que se reinventa en cada juego, de acuerdo con las características del rival, de la instancia, de los recursos disponibles.
4) El conocimiento: el técnico debe conocer tan bien como sea posible a sus dirigidos, tanto en lo deportivo como en lo personal, y los jugadores están obligados a dominar la técnica y la estrategia elegidas por el DT. También cuentan las habilidades de cada uno, que se potencian gracias a la práctica frecuente, a la revisión de los errores cometidos, a lo que se aprende de los contendores.
5) La competencia: entendida desde dos ángulos distintos. Por un lado, la sana rivalidad que debe haber entre los integrantes del grupo para ganarse un lugar entre los 11 titulares, para hacer difícil la tarea de elección del DT. Por otro, la competencia contra los otros equipos involucrados en el torneo que se disputa: hay que conocer sus fortalezas y debilidades, su estrategia, su dolor.
6) El liderazgo: un buen equipo requiere distintos líderes: en la directiva, el técnico y, claro, en el grupo de jugadores. Líderes que se identifiquen plenamente con los valores y los objetivos de la institución. Líderes positivos, que sepan guiar a los inexpertos, que tengan cabeza fría para tomar decisiones acertadas en momentos de crisis, que sean modelos a seguir para los demás.
7) Gestión del fracaso: en el deporte, como en la vida, se pierde más de lo que se gana. A veces, se pierde de manera injusta, o repetida, sin que sea fácil cambiar la tendencia. Aprender a gestionar esos momentos negativos es clave para revertir la situación, para no perder el norte, para que no decaiga el ánimo, para que se pueda regresar a la senda que conduce a los objetivos trazados.
8) Gestión del éxito: tan importante como aprender digerir el fracaso es saber disfrutar y superar los éxitos para que no se conviertan en un obstáculo. A veces, nos dormimos sobre los laureles y solo espabilamos cuando la vida nos da un golpe, un duro golpe. Los triunfos y los títulos en el deporte son puntos intermedios, nunca el final del camino, y lo mismo aplica en los negocios.
9) El autocuidado: ser futbolista profesional es mucho más que salir al campo de juego a disputar un partido, independientemente de cuán importante sea. Solo es posible lograr el éxito cuando todos y cada uno de los integrantes del grupo cuida su alimentación, su descanso, su salud. En tu negocio, tú tienes que velar por su bienestar y el de quienes te colaboran para aspirar al éxito.
10) El compromiso: aquella vieja máxima de “Todos para uno y uno para todos” aplica a la perfección en estas condiciones. Ponerse la camiseta, en un equipo de fútbol, va más allá de lo que esa acción significa literalmente: se extiende a velar por los otros, cuidarles la espalda, ser solidarios y, algo muy importante, deponer los egos individuales y trabajar por el bien colectivo.
11) La dinámica: lo bonito del fútbol, y de la vida, es que cada día, cada partido, es una historia diferente. De hecho, un partido tiene varias historias distintas. Entender esto y aprender a sacarle provecho es condición necesaria para trabajar por la victoria. Dificultades siempre habrá, el rival también tiene lo suyo y, por eso, hay que desarrollar la habilidad para rentabilizar la dinámica.
Si tú eres aficionado al fútbol y, además, un hombre de negocios, seguramente podrás mencionar uno o más características importantes. Está bien. Esta vez me puse el buzo del DT y elegí mis 11 titulares, pero no es una verdad absoluta. Lo importante es que entiendas el sentido de cada una de estas características y las puedas implementar en tu negocio: ¡serás el próximo campeón!