¿Cuándo fue la última vez que agradeciste por cuanto te ha dado la vida? Sí, incluido lo negativo, aquello que nos llega disfrazado de dolor, pero que no es más que aprendizaje en su más pura esencia. ¿Sabes cuándo fue esa última vez? Piensa: vida, salud, familia, comida, techo dónde resguardarte, trabajo, tranquilidad, privilegios, dificultades, oportunidades.
Y la lista podría extenderse, ¿cierto? Muchas veces, yo mismo olvido cuánto me ha dado la vida. Que es muchísimo. Y como hombre de negocios, lo miro desde ese ángulo y, honestamente, me ruborizo: el balance es ampliamente satisfactorio a mi favor. Si tuviera que pagarle a la vida lo que me ha brindado, no me alcanzaría el último centavo de mis ahorros, de mis bienes.
Quedaría empeñado por los siglos de los siglos… Sin el ánimo de mortificarnos, este es un ejercicio que los seres humanos deberíamos practicar de cuando en cuando. No para mortificarnos, repito, sino para entender lo generosa que ha sido la vida con nosotros, para apreciar cuán afortunados somos en comparación con otros a los que el destino los mira de reojo.
Y, por supuesto, para que entendamos que debemos cumplir una misión especial en este mundo. ¿Cuál? Ayudarnos unos a otros. Y hay muchas formas de hacerlo, tantas como tu imaginación te lo permita. Y no se trata exclusivamente de un tema de dinero, porque son incontables las alternativas para tenderle una mano al necesitado.
Es cuestión de conciencia, de honestidad, de gratitud con la vida, de generosidad y nobleza en el corazón. Un ramillete de virtudes que felizmente se reúne en Juan Manuel Mata. ¿Sabes quién es? Bueno, hasta hace unos días, yo tampoco tenía ni idea. Es un futbolista español que juega en el Manchester United inglés, uno de los equipos más famosos del mundo.
Si bien no se dio en el campo, la suya es una jugada magistral que puede terminar convertida en el mejor gol de la historia del deporte que concita la atención de la mayor cantidad de personas en el mundo. Por expresa petición del MUSC Mumbai, club de la India que es patrocinado por el Manchester United, Mata llegó a Bombay en compañía de su novia.
Su período de vacaciones había comenzado en Islandia y luego se trasladó a la isla griega de Mykonos, antes de partir rumbo al país asiático donde su presencia fue un suceso. Un viaje de placer, a título personal, que cambió la forma en que Mata veía la vida. Lo mejor es que también podrá cambiar las vidas de quienes no son tan bendecidos como él.
La idea es que cada uno de los futbolistas que se vincule al proyecto decida
en qué se debe invertir su aporte, en qué comunidad. Esto, para darle
mayor transparencia al manejo de los recursos recolectados.
“Hoy, estoy lanzando algo que creo que ayudará a cambiar el mundo, aunque sea de una manera pequeña. Y espero que otros futbolistas alrededor me ayuden en este objetivo”, dijo en una carta en el portal de streetfootballworld.org. Esta entidad sin ánimo de lucro apoya a organizaciones del fútbol en procura de crear un desarrollo social sostenible en todo el planeta.
En el documento, Mata hace una detallada descripción de lo que fue para él la final de la Champions League de 2012, cuando el Chelsea inglés, en el que el español actuaba, venció al Bayern Munich alemán por 4-3 en la definición con tiros desde el punto penalti (1-1). Fue, relata, el partido más importante de su vida, también el más impactante.
El ibérico hace un elogio del africano Didier Drogba, su compañero, que marcó el gol del empate y, luego, se encargó también del último lanzamiento en la siempre temida tanda con disparos desde el punto penalti. Fue como una iluminación, un momento de brillantez extrema, que le permitió entender cuán privilegiados son.
“Cuando estábamos celebrando, vi a mis compañeros y vi la belleza del fútbol. Un portero de la República Checa. Un defensor de Serbia y otro de Brasil. Mediocampistas de Ghana, Nigeria, Portugal, España e Inglaterra. Y, por supuesto, un increíble delantero de Costa de Marfil”, describe. Una torre de Babel que sustentó un sueño y lo hizo realidad.
“Vinimos de distintas partes del mundo, por diferentes circunstancias, y hablamos idiomas diferentes”. Mata recuerda que “algunos crecieron en tiempos de guerra. Otros crecieron en la pobreza. Pero, ahí estábamos, todos juntos en Alemania como campeones de Europa”, relata en referencia a esa increíble torre de Babel que es el fútbol.
¿Otros seguirán su ejemplo?
“La manera en la que vinimos de otras partes del mundo para trabajar por un objetivo común fue más significativa que el trofeo. Para mí, eso es algo que puede cambiar el mundo para mejor”. Entonces, dio el primer paso, tomó acción y marcó el camino con el ejemplo. En su viaje a India, Mata quedó impactado por el nivel de pobreza.
No podía creer que tanta gente, especialmente los niños, viviera en condiciones tan precarias. Decidió hacer algo y no tardó mucho en poner en marcha su iniciativa: se comprometió a donar el uno por ciento de su salario a Common Goal, un colectivo dirigido por la ONG streetfootballworld, que apoya a organizaciones benéficas de todo el mundo.
“Common Goal va más allá de marcas individuales y egos para conseguir un impacto de mayor repercusión. Al comprometernos a donar el uno por ciento, creamos una conexión intrínseca y sostenible entre el fútbol, como industria, y el fútbol como herramienta para generar desarrollo social sostenible”, expresó Mata.
Su prioridad, ahora, es que otros futbolistas, equipos y organizaciones del fútbol se sumen a la iniciativa. “Una de las primeras lecciones que aprendí en el fútbol es que se necesita un equipo para lograr tus sueños. Vivimos por este mantra en la cancha, pero no vemos lo suficiente en el espacio social”, afirma el futbolista español.
“Common Goal está creando una manera colaborativa para que el fútbol le devuelva algo a la sociedad. El fútbol tiene el poder de generar un impacto social a largo plazo, pero necesitamos actuar juntos”, agregó. Y, sí, ciertamente serían muchas las acciones positivas que se podrían realizar nada más si los futbolistas unieran sus esfuerzos.
Según estimativos de streetfootballworld, si cada uno de los actores del fútbol aportara el uno por ciento de sus ganancias, se recaudarían “30 mil millones de dólares anuales. Con más de tres mil millones de aficionados, el fútbol es el fenómeno social más grande del planeta. Ningún otro deporte tiene tal riqueza. O tal alcance. O tal significación cultural”.
Por ahora, Mata se enfoca en definir una agenda social común que impulse su iniciativa. “Estoy pidiendo a mis compañeros profesionales que se unan a mí para formar un Common Goal XI. Juntos podemos crear un movimiento basado en valores compartidos que se conviertan en parte integral de la industria del fútbol, para siempre”, señaló.
Mata anunció que alternará su trabajo como jugador del Manchester United con las labores que le permitan sacar adelante este proyecto, que lo apasiona. “En Bombay, fuimos a un barrio de la periferia y, al principio fue muy difícil comprender ese nivel de pobreza. Ningún niño debe vivir así”, afirmó con convicción.
“Viendo esas condiciones, mi espíritu se apagó un poco. Luego interactuamos con los niños y, aunque su inglés no era muy bueno, nos comunicamos a través de la sonrisa y el juego”, relató. “Vamos a reunirnos y ayudar a los niños de todas partes a experimentar esa misma luz y alegría”, concluyó.
Para el mundo del fútbol, quizás, Juan Mata sea solo un talentoso zurdo que integró la generación dorada del balompié español y que la Selección que ganó el Mundial de Suráfrica-2010. Sin embargo, con su conciencia social y su voluntad, quiere retribuir al fútbol y a la vida algo de cuanto le ha regalado. Lo hace a través del servicio a los demás, ¡el mejor negocio del mundo!
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