Ansiedad, frecuentes estados de alteración de los nervios, dificultad para tomar decisiones, confusiones a la hora de ejecutar tareas simples, cansancio crónico, permanente incumplimiento de las metas propuestas, productividad en caída… ¿Sabes cómo se llama la enfermedad que se manifiesta a través de estos y otros síntomas?
Si respondiste mala administración del tiempo, estás en lo cierto. Perder el tiempo es, a mi juicio, el peor de los males que aquejan al mundo moderno. No hablo solo de los emprendedores, sino de la gente común y corriente. De hecho, estoy seguro de que los emprendedores somos de los más organizados, de los que menos tiempo perdemos.
El común de la gente, en cambio, viven sometidos a esa tiranía. El tiempo que se pierde en los desplazamientos al sitio de trabajo y de regreso a casa, el que se pierde consultando cada instante las redes sociales, el que se pierde por no planear ni priorizar las tareas, el que se pierde llorando por el tiempo perdido…
Es un círculo vicioso, de los peores que puede haber, sin duda. Es una situación tan dramática, que vivimos ocupados todo el tiempo, pero al posar la cabeza sobre la almohada en la noche nos invade la sensación de no haber hecho nada. “¡El tiempo no me rinde!”, es una queja que escucho con frecuencia.
Por eso, si no quieres que la vida se te vaya lamentos, debes aprender el arte de la administración efectiva del tiempo. Debo ser honesto y reconocer que sufrí esa enfermedad. Me tenía estancado, como si fuera un pesado ancla que me impedía movilizarme. Hasta que lo admití, identifiqué las causas y comencé a combatirlas.
El tema se volvió tan importante para mí, que lo consigné en uno de mis más recientes libros: Administración efectiva del tiempo es la sexta de las 8 Reglas de los emprendedores exitosos. Una de las conclusiones fruto de las experiencias propia y ajena es que no hay reglas que apliquen igual para todo el mundo.
De hecho, es necesario que cada uno establezca sus propias reglas, las que se acomoden a su forma de ser, a su formación, a sus aspiraciones, a sus capacidades. La clave está en fijar normas claras y, por supuesto, en cumplirlas. Ten en cuenta esto: la productividad de tu negocio, su éxito, dependerá en gran medida de que aprendas a manejar tu tiempo.
Un buen plan
¿Cómo hacerlo? Este es un tema que, como solían decir las abuelas, tiene tanto de largo como de ancho. Lo básico, lo primero, es determinar qué quieres hacer y adónde quieres llegar. Es como cuando planeas tu viaje de vacaciones: con esos datos, ya puedes fijar la ruta, los horarios, las paradas, el equipaje que debes llevar.
Prioriza las tareas: no es cierto que todo es urgente, que todo es importante. Hay tareas que exigen acción inmediata, pero también las hay que pueden esperar sin que se generen traumatismos. Necesitas establecer una agenda clara y seguirla al pie de la letra; y no empieces una tarea nueva antes de haber terminado la anterior.
Delega: confía en las personas, en tu equipo, y dales responsabilidades que te ayuden a alivianar la carga. Contrata los servicios de independientes competentes y supervisa su labor; verás cómo el trabajo es más fácil y agradable. Delegar es una arte y también una necesidad para los emprendedores si desean alcanzar éxito y prosperidad.
Sé realista: cuando fijes metas y establezcas los objetivos, no distorsiones la realidad. Entiende que tenemos límites, que muchas ganas y pasión desbordante no te harán un mago. Determina un mapa de ruta, como si fuera una competencia ciclística, y supera una etapa a la vez. Acepta que tienes límites, y úsalos para tu propio beneficio.
Enfócate: sí, concentra tu atención en lo que realmente vale la pena, en lo que de verdad amerita tus esfuerzos y tus energías, y lo demás, deséchalo. Si tropezaste, levántate; si fracasaste, inténtalo de nuevo. Evita al máximo las distracciones y no aplaces las tareas. Más bien, preocúpate por terminar todas las que alguna vez empezaste.
Toma decisiones: una de las razones por las cuales la productividad de un negocio se viene abajo es por la incapacidad de sus líderes para tomar decisiones. Es cierto que hay temas que requieren estudio, que implican un riesgo, pero eso no justifica quedarse ahí, patinando indefinidamente. Desarrolla esa habilidad o dile adiós al éxito.
Ten una vida propia: no vivas por el trabajo y solo para el trabajo. Hay una vida por vivir, una familia con la cual compartir, unos amigos a los que visitar, un libro por leer, un deporte que practicar, en fin. Cuando empieces a incorporar estas otras actividades en tu plan diario, te darás cuenta de que eres más productivo, disfrutas más tu trabajo y eres más feliz.
Perder el tiempo es uno de los pasatiempos preferidos de muchas personas. Son, precisamente, las mismas que nunca tendrán tiempo para luchar por sus sueños. Ser más productivo es la consecuencia de una acertada serie de decisiones y la administración efectiva del tiempo es una de ellas. Nunca alcanzarás el éxito si pierdes el tiempo.
Por eso, te invito a que leas mi libro 8 Reglas de los emprendedores exitosos y diseñes el plan adecuado para ti. Luego, apégate a él y trabaja duro. En algún momento verás que valió la pena, que eres un ganador y, lo mejor, que tienes una vida para disfrutarlo. Ese es un buen plan, ¿cierto?
Crecemos en un mundo de rapidez y de apatía, somos vulnerables y nos envían a la pobreza, nos taladran el cerebro dia a dia con el no se puede o el es imposible y nos limitan económicamente, pocos hacemos el intento por superarnos, yo te admiro por tu fortaleza y por compartir tus conocimientos y habilidades descubiertas y puestas en practica, espero pronto salir de donde he cahido y compartir mi propia experiencia de vida, gracias por tu sabiduría y por compartirla
Exacto, ése es mi mayor problema, soy súper desorganizada, me levanto temprano y acuesto después de media noche y no me rinde el tiempo, no termino una cosa cuando ya estoy empezando con otra y no termino ninguna.
Lo felicito por haber salido del hoyo en el que estamos metidas muchas personas.
Me interesa mucho leer el libro Sr. Mendoza y sobretodo poner en práctica la regla número seis.
Es cierto es exactamente lo que pasa cuando pierdes el tiempo ves pasar la vida sin hacer nada, a mi me pasa y me deprimo por momentos y entro en periodos de incertidumbre sin rumbo claro, es difícil.
Leyendo esta reflexión sobre el tiempo me preguntaba si este será mi problema, porque sé sinceramente que el tiempo de 10 hs de trabajo en relación de dependencia y luego la atención de un familiar con un problema de enfermedad crónica, que me ocupa gran parte del día no es justificativo real y firme para mi, ya que no pienso ni organizo el tiempo libre restante para planificar o pensar en algo nuevo y entiendo que estoy inmóvil frente a hacer otra cosa viendo pasar el tiempo y entonces me invade la incertidumbre y la apatía, por ese leer esto me animo un poco porque hay mucha gente que hace maravillas con su tiempo y seguro son los exitosos.
saludos y gracias