La automatización es el sueño dorado de cualquier emprendedor. Por eso, también es uno de los más difíciles de conseguir. No solo porque se requiere invertir en tecnología, sino también porque implica un cambio de mentalidad que muchos no pueden obrar. Entonces, se da el peor de los escenarios: se vuelven esclavos de su negocio o tiran la toalla.

¿Cuál es el problema? Se han dejado meter en la cabeza la idea de que la automatización es un clic. En otras palabras: que si compras X o Y herramienta, que si tomas X o Y curso, basta un clic para poner a funcionar tu negocio en piloto automático. Después, puedes ir a darte la vida de ensueño que siempre habías anhelado: viajes, lujos, descanso, placer…

Si tú eres de los que todavía creen en eso, déjame decirte, amigo mío, que estás muy equivocado. Y, si no recapacitas pronto, tarde o temprano te darás un duro golpe contra el planeta. Llevo veinte años en el mundo de los negocios digitales y puede decirte, con absoluta franqueza, que no conozco a una sola persona que haya podido hacer eso.

Es cierto que si haces bien tu trabajo, en algún momento disfrutarás de eso que llamamos estilo de vida de internet. Pero, no es tan fácil como hacer un clic, y listo. Se requiere tiempo, mucha paciencia, más tiempo y mucha paciencia. Y, sobre todo, algo que muchos emprendedores omiten o consideran secundario: un método, un proceso, una estrategia.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

La automatización es posible, pero no es un milagro, sino fruto de tu trabajo y conocimiento.

Proceso es la segunda de las nuevas ‘4P’ del marketing, una revolución fantástica. En el pasado, en la prehistoria de los negocios, el único objetivo era vender. Las estrategias de promoción, sin embargo, eran precarias, como precario era el conocimiento del cliente. Bastaba ofrecerle el producto a un precio asequible y la transacción era un hecho.

Así, fácil, sencillo. Sin embargo, con el empoderamiento y el aprendizaje que el cliente adquirió con la llegada de la tecnología que lo puso a solo un clic de un universo ilimitado de información, las reglas cambiaron. La competencia creció exponencialmente y, lo más destacado, la oferta superó con creces a la demanda. ¡Un decorado muy diferente!

Esa nueva realidad nos obligó a replantear lo que hacemos y, sobre todo, la forma en que lo hacemos: ¡adiós a la improvisación, adiós a actuar con los ojos cerrados! Además de conocer a nuestro cliente y entablar una relación cercana con él, también necesitamos ajustar nuestro negocio para que cumpla con los nuevos estándares y requerimientos.


La automatización de tu negocio es posible y te garantiza lo único que no
vas a recuperar: tiempo. Sin embargo, solo es posible con planificación,
trabajo sistematizado, control de tus acciones, medición y reacción.


Una de las tareas imprescindibles para un emprendedor es diseñar e implementar los sistemas que le permitan operar con altos niveles de calidad y, por ende, competir en el mercado con ventaja (o, al menos, no en inferioridad de condiciones). No es una necedad, sino una necesidad: es la diferencia entre alcanzar el éxito o condenarte al fracaso.

La ansiada automatización solo es posible cuando ese sistema funciona como un relojito suizo. Cuando cada acción está sustentada y relacionada con las demás, de modo que tus estrategias sean un perfecto rompecabezas. Nada debe estar al azar, no puede haber improvisación y los resultados están determinados por tus acciones y decisiones.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

Hoy, los negocios exigen una estrategia clara, una ruta definida, un norte claro.

Lo más importante, sin embargo, es que todo este engranaje debe responder a las necesidades, gustos y aspiraciones de tus clientes. ¡No a las tuyas!, sino a las de tus clientes. De lo contrario, no solo carecen de sentido, sino que tarde o temprano tu negocio dejará de ser la mejor opción para tus clientes y ellos se irán con la competencia.

El diseño y la implementación de procesos en tu negocio arroja múltiples beneficios. Uno, tienes el control de lo que haces. Dos, puedes medir el impacto de tus acciones, tanto de manera global como individual. Tres, optimizas las acciones, es decir, sacas el mejor provecho de tus recursos. Cuatro, tienes capacidad de reacción a las eventualidades.

Sin embargo, lo más importante, la verdadera razón por la cual la automatización de tu negocio tiene sentido, es que ganas tiempo. El tiempo, seguramente lo sabes, es el activo más valioso de tu negocio y de tu vida: es lo único que no puedes recuperar. Cada minuto que pierdes es irremplazable y, además, impacta tus resultados de manera integral.

El ansiado piloto automático es posible, pero debes ser consciente de qué se necesita para conseguirlo. Mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho sacrificio. También, planificación, actualización permanente, implementación de tecnología, inversión y un eficiente equipo de trabajo. Y algo que muchos pasan por alto: debes escuchar siempre a tus clientes.

En procura de brindarle a tu cliente experiencias satisfactorias y enriquecedoras, la implementación de procesos eficientes y productivos es obligatoria. Este es un gran avance de la revolución tecnológica y, también, uno de los factores que te permiten ser diferente y visible en el mercado. ¡Es la clave del éxito en los negocios del siglo XXI!