Hace unos meses, en una cena informal con colegas del mundo del emprendimiento, uno de ellos, con tono de broma y una copa de vino en la mano, confesó: «Volví a instalar Tinder. Ya sabes, para ver qué pasa…». La mesa estalló en carcajadas, pero lo que dijo después me hizo reflexionar: «Lo más raro es que cada vez que armo mi perfil, pienso como si estuviera haciendo una campaña de marketing».
Esa frase quedó resonando en mi mente.
Mientras regresaba a casa, no pude evitar hacer la conexión.
Porque, aunque parezca extraño, Tinder y el marketing tienen mucho en común. Más de lo que cualquiera de nosotros se atrevería a admitir.
La Propuesta de Valor: Tu Primera Impresión Digital
Cuando te registras en Tinder —o en cualquier app de citas— no estás simplemente buscando pareja. Estás presentando una propuesta de valor. Te estás promocionando. Estás, literalmente, en el mercado… de las relaciones. Y tu misión es destacar. Ser visto. Ser deseado. Hacer match.
¿No es eso exactamente lo que hacemos en marketing?
Tienes algo que ofrecer. Un producto, un servicio, una experiencia. Y hay personas allá afuera que podrían estar interesadas en lo que tú haces. Pero antes de que ocurra cualquier transacción —sea emocional o económica— hay un paso crítico: captar atención.
Y atención no es lo mismo que exposición.
En Tinder, jamás pondrías una foto mal iluminada, con el fondo desordenado y una biografía vacía. No, señor. Escogerías tu mejor ángulo, buscarías una luz favorecedora y escribirías algo ingenioso. Te esforzarías por destacar entre cientos de perfiles similares.
Pero en los negocios, la historia es diferente.
Muchos emprendedores —quizás tú también— tienen productos excepcionales, ideas innovadoras, servicios que podrían transformar vidas… pero los esconden detrás de una presencia mediocre. Webs genéricas, mensajes confusos, imágenes improvisadas, comunicación sin alma.
Es como entrar a una app de citas con una foto desenfocada y una frase que dice «hola».
Y después se preguntan por qué nadie responde.
¿Por qué nadie «desliza a la derecha»?
¿Por qué nadie quiere «conectar»?
La respuesta es dolorosa, pero simple: porque no te estás mostrando de forma atractiva, clara y auténtica.
La Psicología del Swipe: Segundos para Convencer
Aquí hay un dato que te va a impactar: el usuario promedio de Tinder toma una decisión en menos de 1.5 segundos. Un segundo y medio para decidir si alguien merece o no una oportunidad.
Tu cliente potencial no es muy diferente.
Cuando llega a tu página web, a tu perfil de Instagram, o ve tu anuncio por primera vez, tiene esa misma mentalidad de «swipe». En cuestión de segundos, su cerebro está evaluando:
- ¿Esto es para mí?
- ¿Se ve profesional y confiable?
- ¿Vale la pena mi tiempo?
- ¿Entiendo inmediatamente qué ganó con esto?
Si no pasas ese primer filtro mental, game over. No importa qué tan bueno sea tu producto. Si no captas la atención en esos primeros segundos críticos, pierdes la oportunidad para siempre.
Marketing ≠ Gritar. Marketing = Conectar
Un error común es pensar que hacer marketing es publicar sin parar, lanzar promociones, llenar las redes de frases motivacionales. Como si el secreto estuviera en la cantidad.
Pero no.
El marketing efectivo no es el que grita más fuerte. Es el que sabe tocar las emociones correctas, en las personas correctas, en el momento correcto.
Igual que en una cita.
Imagínate que llegas a una primera cita hablando solo de ti, sin parar. Presumiendo, exagerando, sin escuchar. ¿Qué pasa? Adiós conexión. Adiós química. Adiós segunda cita.
Lo mismo ocurre en los negocios.
Si tu mensaje solo habla de ti, si tu marca es solo una vitrina vacía, si no haces el esfuerzo de entender a tu cliente ideal… lo perderás antes de que considere darte una oportunidad.
Conectar requiere intención. Y la intención comienza por la claridad.
El Error del «Ego Marketing»
Déjame contarte sobre María, una consultora de recursos humanos brillante que vino a mí frustrada porque «nadie entendía su propuesta de valor». Cuando revisé su página web, encontré exactamente el problema:
«Soy María González, licenciada en Psicología con maestría en Desarrollo Organizacional, certificada en coaching ejecutivo…»
¿El problema? Todo era sobre ella. Nada sobre el cliente.
Era como alguien que en la primera cita solo habla de sus títulos universitarios. Técnicamente impresionante, humanamente desconectado.
Después de trabajar juntos, su mensaje cambió a:
«¿Tu empresa pierde talento valioso cada trimestre? Te ayudo a crear culturas organizacionales donde las personas excepcionales quieren quedarse y crecer.»
¿Ves la diferencia? El foco pasó de «yo soy» a «tú obtienes».
Tres Preguntas que Transforman tu Marketing
Hay algo que enseño siempre a mis clientes, y es que antes de diseñar una estrategia, antes de lanzar campañas, antes de invertir en publicidad… hay que responder tres preguntas fundamentales. Las mismas que, curiosamente, se aplican también a las relaciones personales:
1. ¿A quién quiero atraer?
No a todo el mundo. No a «cualquiera que pague». Hablo de tu cliente ideal, esa persona que valora lo que haces, que se beneficia profundamente de tu propuesta y que está dispuesta a pagar lo que vale.
Piénsalo así: en Tinder, tú no quieres hacer match con todas las personas disponibles. Quieres conectar con alguien compatible, alguien que comparta tus valores, intereses y visión de vida.
Tu negocio debería funcionar igual.
Define a tu cliente ideal con la misma precisión con la que definirías a tu pareja ideal. ¿Qué edad tiene? ¿Cuáles son sus frustraciones? ¿Qué la mantiene despierta por las noches? ¿Qué sueños tiene?
Entre más específico seas, más efectivo será tu marketing.
2. ¿Qué me hace único?
Tu diferenciador. Tu historia. Tu enfoque. Tu método. ¿Por qué tú y no otro? ¿Qué te hace inolvidable?
No se trata de ser diferente por serlo. Se trata de identificar esa combinación única de elementos que solo tú puedes ofrecer. Tu experiencia personal, tu perspectiva, tu metodología, tu historia.
¿Cuál es tu historia? ¿Qué te obsesiona? ¿Qué has aprendido que otros no han aprendido?
3. ¿Estoy mostrándome como alguien con quien vale la pena conectar?
Tu presencia online, tu lenguaje, tus fotos, tus mensajes, tus correos, tus redes sociales… ¿reflejan realmente el valor que ofreces? ¿O estás improvisando?
Aquí es donde muchos emprendedores fallan miserablemente.
Tienen productos increíbles pero una presencia digital que grita «aficionado». Logos hechos en 5 minutos, textos llenos de errores, fotos pixeladas, mensajes inconsistentes.
Es como aparecer en una primera cita con ropa arrugada y olor a ajo. No importa qué tan interesante seas como persona; la primera impresión ya está arruinada.
Responder estas preguntas puede ser incómodo, lo sé. Pero es absolutamente necesario si quieres dejar de ser invisible en un mundo saturado de opciones.
El Arte de Gustar sin Mendigar
Aquí viene una gran lección, tanto para el amor como para los negocios: no necesitas gustarle a todo el mundo. Solo necesitas gustarle a las personas correctas.
Esa es la esencia del posicionamiento estratégico.
No se trata de ser el más barato, ni el más popular. Se trata de ser el más relevante para un grupo específico de personas. Aquellas que te están buscando. Aquellas que te necesitan, aunque aún no lo sepan. Aquellas que, cuando te descubren, sienten que al fin alguien entiende lo que estaban buscando.
La Paradoja de la Exclusividad
Hay algo contraintuitivo que he observado tanto en las citas como en los negocios: entre más exclusivo eres, más deseable te vuelves.
No estoy hablando de ser snob o pretencioso. Estoy hablando de tener estándares claros y comunicarlos.
En Tinder, los perfiles más atractivos no son los que dicen «acepto a cualquiera». Son los que comunican claramente qué buscan y qué ofrecen.
En los negocios pasa igual.
Las marcas más exitosas no tratan de complacer a todos. Tesla no trata de competir en precio con los autos económicos. Apple no trata de ser la opción más barata.
Tienen una propuesta clara, para un segmento específico, y la defienden.
¿Tú tienes estándares? ¿O aceptas cualquier cliente que esté dispuesto a pagar?
Las Señales de Alerta en tu Marketing
Así como hay señales de alerta en las citas, también las hay en el marketing:
Alerta #1: Prometes todo a todos «Ayudo a cualquier empresa con cualquier problema». Es como decir: «Me gusta todo, soy compatible con cualquiera».
Alerta #2: Tu mensaje es confuso Si necesitas más de 10 segundos para explicar qué haces, tienes un problema.
Alerta #3: Solo hablas de ti Tus redes sociales, tu web, tus emails… todo es sobre ti, tus logros, tu empresa.
Alerta #4: Eres inconsistente Tu mensaje cambia dependiendo de la plataforma, del día, del humor.
Tu Plan de Acción: De Invisible a Irresistible
¿Estás listo para hacer match con tu mercado ideal? Aquí tienes un plan paso a paso:
Semana 1-2: Auditoría y Definición
- Revisa tu presencia digital actual
- Define tu cliente ideal con precisión
- Identifica qué te hace único
Semana 3-4: Optimización
- Actualiza tu propuesta de valor
- Mejora tu presencia visual
- Crea contenido que conecte emocionalmente
Semana 5-8: Implementación
- Lanza tu nueva estrategia de contenido
- Inicia conversaciones auténticas con prospectos
- Mide y ajusta según resultados
¿Estás Listo para Hacer Match?
Tal vez hasta hoy pensabas que el marketing era una carga, un gasto, una obligación. Pero si lo ves desde esta nueva perspectiva, puedes entenderlo como lo que realmente es: una herramienta para conectar, servir y transformar.
La pregunta no es si necesitas marketing. La pregunta es si estás dispuesto/a a hacerlo bien.
¿Estás dispuesto/a a ser vulnerable y auténtico/a? ¿Estás dispuesto/a a enfocarte en servir en lugar de vender? ¿Estás dispuesto/a a construir relaciones en lugar de perseguir transacciones?
Si la respuesta es sí, entonces estás listo para hacer match con tu mercado ideal.
Y la buena noticia es que no necesitas hacerlo solo.
Si estás listo para construir una presencia que conecte, comunique y destaque…
ÁLVARO MENDOZA
P.D. — Tener algo valioso no es suficiente si nadie lo nota. A veces, lo único que separa un «desliza a la derecha» de un «me quedo contigo» es cómo te presentas.
P.P.D. — La próxima vez que veas un anuncio que te llame la atención, pregúntate: ¿qué habría pasado si este fuera un perfil de Tinder? ¿Harías swipe a la derecha? Si la respuesta es no, ya sabes por qué esa marca no está conectando.