Existen básicamente dos tipos de publicidad, a saber: la publicidad institucional y la publicidad de respuesta directa.

La primera es un tipo de publicidad que normalmente la llevan adelante las grandes empresas como Coca Cola, Dell, GoodYear, etc., que lo que en realidad desean es vender su marca y no necesariamente hacen un llamado inmediato a la acción.

El segundo tipo de publicidad es la denominada publicidad de respuesta directa y es por la que yo apuesto en tanto que el presupuesto necesario para llevarla a cabo es considerablemente menor que en el primer caso. Su característica principal es que los resultados son medibles, es decir, si tú envías un email promocionando un producto o servicio, tienes las posibilidad de conocer cuántas personas lo abrieron, cuántas hicieron clic en algún link al interior del mismo y cuántas personas compraron a partir del envío de dicho email.

Esto no está limitado a los emails, tú podrías hacer lo mismo con un anuncio publicitario en el que tu objetivo sea la captura de datos de tu público objetivo, para convertirlo de visitante a prospecto y medir la variable conversión, es decir, qué porcentaje le dice sí a tu llamado a la acción y te brinda sus datos de contacto y esto lo sabrás por la relación entre la cantidad de suscriptos y la cantidad de tráfico enviado hasta la página de captura.

Mi recomendación es tratar a la publicidad como si fuera un vendedor, es decir, que rinda cuentas, que sepas Tú cuanto te está produciendo y cuanto te está dejando de producir, de manera que puedas reencausarlo si por alguna razón no está cumpliendo su cometido o lo pudiera ser de una manera más efectiva.

La mentalidad analítica

Todo esto se trata de un cambio de mentalidad, dejar de hacer las cosas por hacerlas, dejar de realizar actividades de marketing a ciegas, sin conocer los resultados de las mismas.

Desde hoy te sugiero adoptes este perfil analítico y al cabo de un tiempo muy breve empezarás a beneficiarte de los resultados obtenidos con este cambio de enfoque.