Una de las características de los emprendedores exitosos que más curiosidad provoca es aquella de que se esfuerzan más, trabajan más, se exigen más desde el momento en que llegan a la cima. Camino a lo más alto quizás se dieron una tregua o tomaron un respiro, se perdonaron equivocaciones y entendieron sus limitaciones.

Sin embargo, una vez arriba su actitud cambió y redoblaron las cargas: saben que solo así podrán mantenerse. Eso, precisamente, es lo que los hace especiales, lo que les permite llegar a donde otros jamás podrán acceder, lo que les da la posibilidad de seguir adelante por más duro que haya sido el tropiezo.

Esa es, justamente, la cualidad que diferencia a los verdaderamente excelentes de los buenos y del resto: nunca están conformes con lo que tienen, con lo que consiguieron; siempre buscan más, siempre suben el listón de las metas. Y no es por ambición desmedida, que quede claro: ¡Esa es su pasión!

Nunca están conformes, aunque lo tengan todo, aunque gocen de privilegios, aunque posean las comodidades. Siempre hay algo que los inquieta, algo que los motiva, algo que los impulsa a dar más, y por eso sobrepasan los límites que para otros, para el resto, son barreras infranqueables. Ellos, en pocas palabras, no conocen la zona de confort.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

La línea que divide al éxito del fracaso es muy delgada, y muy fácil de cruzar. ¡Ten cuidado!

En mi experiencia de casi dos décadas en los negocios por internet he conocido infinidad de emprendedores. Miles de miles. La mayoría, afortunadamente, valiosos, valientes, apasionados, serviciales. Gente que te contagia con su buena energía, de la que puedes aprender lecciones enriquecedoras, con la que compartes experiencias inolvidables.

Pero, también me he encontrado, y me encuentro todavía, con personas que malinterpretaron el concepto de emprendimiento. Aquellas que pensaron que este estilo de vida consiste nada más en ser tu propio jefe, en liberarte de la atadura de los horarios de oficina y en tener presencia virtual en internet y las redes sociales.

Los que empezaron un negocio motivados exclusivamente por la idea de ganar dinero y pronto fracasaron. Y cuando digo “pronto fracasaron” no me refiero específicamente a que sus negocios quebraron, sino especialmente a que se alejaron de sus sueños, a que se desviaron del camino que podía conducirlos al éxito, a la felicidad y a la prosperidad, a la tranquilidad espiritual.

Personas que subieron de estrato en la zona de confort: pasaron de una con marcadas limitaciones a otra caracterizada por la comodidad y el derroche. ¿Hay zona de confort en tu negocio?, te preguntarás. ¡Sí, claro que sí! Siempre que estés anclado en una situación que te impide crecer, que no te deja avanzar, en la vida o los negocios, es zona de confort.

Es cuando dejas de luchar por tus sueños, cuando te conformas con las ganancias que obtienes, cuando crees que ya serviste demasiado, cuando piensas que es tiempo de retirarte a descansar, cuando ya no te despiertas motivado por la pasión y muestras desinterés en labores que antes te agradaban, cuando delegas lo que es más importante.

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La zona de confort es un escenario en el que te limitas, en el que no prosperas.

¿Sabes cuál es la razón por la cual tantos negocios se echan a perder? No es por falta de recursos, o porque no sean buenos los productos que ofrecen, o porque la competencia los devoró, o porque el mercado se deprimió. La principal razón por la que un negocio se echa a perder es porque se queda sin clientes.

¡Sí, así de simple, así de doloroso, así de contundente! Ahora, ¿sabes por qué un negocio se queda sin clientes? La mayoría, por el mal servicio que les brindan; otros, porque se cansan de tocar la puerta y que no los atiendan o, peor, no los escuchen; unos más, porque no están conformes con el producto o servicio que recibieron.

Algunos, porque se sienten engañados, traicionados en su buena fe; algunos más, porque en la competencia, en tú competencia, encontraron aquello que buscaban y, finalmente, unos más porque cambiaron de parecer. Hay más razones, muchas más, y lo grave es que aprendemos a convivir con ellas, les abrimos la puerta para que nos incomoden.

Un enemigo silencioso

Subestimar al cliente, desconocer sus necesidades, no atender sus quejas y reclamos, no cumplir con las promesas que le hiciste o conformarte con lo que ya alcanzaste y no darle más son, apenas, síntomas de la enfermedad. ¿Cuál? La zona de confort, un enemigo silencioso y peligroso que ataca como una plaga, que es letal y que no respeta pinta.

Afortunadamente, en todo caso, hay un antídoto efectivo: ¡Sal de tu zona de confort! La zona de confort es una serie de comportamientos y creencias aprendidas que nos hacen sentir, valga la redundancia, muy confortables, cómodos en extremo. Pensamos que allí nada nos hace falta, pero la realidad es que nos falta todo, al menos lo más importante.

Mercadeo Global - Álvaro Mendoza

La zona de confort es una serie de comportamientos y creencias aprendidas.

Sí, porque allí no hay pasión, amor por lo que hacemos, vocación, capacidad de servicio, fuerza para ir por nuestros sueños, interés por transformar vidas y mejorar el mundo. Nada de eso está presente en la zona de confort. Entonces, ¿cómo saber que tu negocio está en la zona de confort? Presta atención a los síntomas, que son muy comunes.

Cuando niegas que estés cómodo, en primer lugar: la negación es el primer dolor. Cuando dilatas tus acciones, las aplazas sin una verdadera razón, y permites que se desmorone. Cuando inconscientemente, a través de acciones equivocadas, saboteas tu negocio. Cuando pierdes el foco de tus acciones y actúas como una veleta, sin un rumbo fijo.

También, cuando entras en esa carrera loca de tomar cuanto curso te ofrecen por internet, cuando lees “todos los libros que debe leer un emprendedor para ser exitoso”, cuando cedes a tus miedos y no arrancas porque “el producto todavía no está terminado, no es perfecto”, cuando tu mejor argumento es el consabido “no tengo tiempo”.

Te voy a decir algo que puede sorprenderte: el éxito es el principal enemigo de tu negocio, ¿lo sabías? Se antoja contradictorio, sin duda, pero es así. Y no solo en los negocios: también en la vida. Es un estado de felicidad que distorsiona la realidad, que nos confunde, que nos obnubila la mente, que nos ciega, que nos limita.

Recuerda el primer párrafo: “Una de las características de los emprendedores exitosos que más curiosidad provoca es aquella de que se esfuerzan más, trabajan más, se exigen más desde el momento en que llegan a la cima”. Una premisa útil que aprendí, y que me ha servido en grande para los negocios, es aquella que dice que “todo extremo es vicioso”.

¿Y sabes a qué extremos me refiero? Al éxito y al fracaso. Del fracaso solo debes extraer los aprendizajes, y desechar lo demás; del éxito debes saber a cultivarlo, hacerlo duradero, sin obnubilarte o perder el norte. Cuando alcances el éxito que deseabas, aquel por el cual tanto te esforzaste y trabajaste, disfrútalo, compártelo para que se multiplique.

Pero, no te cases con él, no te hagas amigo de él; suele ser traicionero, desleal. Fija un techo más alto, busca nuevos objetivos, imponte nuevos retos (más difíciles), demuéstrale al éxito que no tiene poder alguno sobre ti. Si caes en sus redes, amigo mío, te verás en la peligrosa zona de confort y ese puede ser el comienzo del fin…