¿Sabes cuál es una de las peores sensaciones que puede experimentar un emprendedor? Que las cosas no funcionen como esperaba, pero no saber qué ocurre. Obviamente, uno pierde el sueño, el apetito, la alegría, la paciencia y hasta el norte. Y son también aquellos retos en los que la persona tiene que demostrar de qué está hecha, comprobar si tiene garra para superar las dificultades, sacar a relucir su mejor versión.

Lo que más mortifica es que puedes tener un buen producto o servicio, puedes haber construido una lista abundante, puedes haber estudiado juiciosamente el mercado y a la competencia, puedes haber realizado una inversión importante, puedes estar rodeado por gente competente, pero aun así no alcanzas la meta propuesta. Eso indica que la raíz del problema no está en tu negocio estrictamente, sino en otro factor.

La indisciplina atenta contra la administración del tiempo.

¿Cuál, entonces? Esas son las ocasiones en las que hay que despojarse del ego, darse un baño de humildad y mirarse al espejo con una mano en el corazón y preguntar, “¿Seré yo, maestro?”. Y, sí, hay que hacer un autoanálisis, una crítica honesta, para descubrir si lo que haces y cómo lo haces es lo que provoca que te desvíes de tus objetivos. Créeme: a todos nos pasa alguna vez, pero no todos tenemos la capacidad para reconocerlo y corregir.

Detectar, reconocer y erradicar un mal hábito es algo muy difícil. Si no lo fuera, los seres humanos viviríamos muy felices. Sin embargo, una de las principales fuentes de dificultad, de constantes tropiezos, son los malos hábitos. Y dado que aquello que somos como personas se refleja en nuestro negocio, en el entorno de nuestro negocio, te expongo cinco malos hábitos que, si los tienes, debes combatir ya para evitar que te lleven por el despeñadero:

1) Falta de concentración: es un mal común de los emprendedores, sobre todo en esas etapas iniciales en las que hay que asumir una cantidad de tareas en solitario. Por querer abarcar mucho, la realidad nos rebasa y perdemos el control hasta de lo más pequeño. Se refleja en desorganización, incumplimiento, en tareas que se quedan hechas a la mitad. Enfocarse, apegarse a la agenda trazada, programar las actividades y no aplazar son los antídotos.

2) Pensamientos negativos: si no hay resultados inmediatos, muchos tienden a llenarse de pensamientos negativos que se traducen en obstáculos, a veces insalvables. Esto nubla la mente, nos impide ver los aspectos positivos y nos hace proclives al error. Medita, descansa, haz ejercicio, dedica tiempo a actividades distintas que te liberen de las ataduras y que despejen la mente. Recuerda: nada hay más poderoso que la mente, especialmente cuando somos negativos.

Improvisar, no apegarse al programa, se traduce en desorden y falta de enfoque.

3) Improvisación: cuando somos expertos en un tema y vivimos contra la pared por la falta de tiempo y el exceso de tareas, tenemos la tendencia a improvisar. Es decir, queremos tapar un error con otro. Olvidamos la planeación, dejamos de lado la estrategia, acudimos a la salida fácil y, entonces, tropezamos una y otra vez con la misma piedra. Hay que tranquilizarse, hacer un alto en el camino, reconsiderar y tomar impulso. Del afán solo queda el cansancio, decían las abuelas.

4) Indisciplina: el tiempo, el único activo de tu negocio que jamás puedes recuperar, es la gran víctima de este mal hábito. Si te fijas tareas, pero no las cumples; si trazas objetivos, pero no los alcanzas; si te distraes en lo urgente y desechas lo importante, no te quejes. La disciplina es una de las cualidades que diferencian a los exitosos de los fracasados, por duro que suene. Echa mano de tu pasión, rescata tus sueños, piensa en tu familia y deja atrás ese peligroso enemigo.

5) Mala salud: el sedentarismo, reflejado en dormir poco y no dormir bien; la mala alimentación (con desorden en las horas), la falta de una práctica deportiva, la ausencia de capacitación y no destinar tiempo a actividades recreativas minan tu salud. Poco a poco, pero de manera consistente. Quiérete, cuídate, mímate, porque la salud es lo más importante, porque vida no hay sino una.

Falta de concentración, pensamientos negativos, improvisación, indisciplina y mala salud son cinco hábitos que atentan contra ti, tu vida y tu negocio. Hay muchos más, pero me centré en estos porque sé que son muy frecuentes. La invitación es que, como dije antes, te mires en el espejo y, con honestidad y autocrítica, evalúes si estás preso de ellos. Si es así, ¡sacúdete, libérate! Para ser exitoso también hay que ser rebelde, inclusive peleando contra ese yo interior que a veces tanto nos mortifica.