Leonardo DiCaprio: el mejor rol es su propia vida

Este no va a ser un papel por el que le vayan a dar el ansiado premio Óscar. Sin embargo, es seguro que este rol le permitirá adueñarse del corazón no solo de los cinéfilos, sino también de aquellos que se preocupan por el medioambiente, por el bienestar del planeta. Ese es un rol a través del cual Leonardo DiCaprio nos brinda impactantes lecciones.

Idolatrado por las mujeres jóvenes, admirado por muchos, DiCaprio es una piedra en el zapato de la industria del cine. Su éxito, que se representa principalmente en las taquillas, es opuesto a las recias críticas que recibe de los especialistas. La ausencia de una formación académica le ha impedido ser aceptado en el gremio, a pesar de su innegable talento.

De hecho, cinco veces fue nominado al premio de la Academia antes de ganarlo en El renacido. Es, dicen los expertos, el mensaje que el medio le envía a quien se atrevió a retar las normas establecidas, a quien echó por tierra algunos paradigmas. No es un tema que a él parezca preocuparle, pues sigue su vida y su carrera como si coleccionara estatuillas.

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Leonardo DiCaprio recorre el mundo apoyando a quienes, como él, buscan proteger al planeta.

Es que la suya no ha sido una vida estrictamente convencional. Nació el 11 de noviembre de 1974 en el hogar de George, un italiano productor de tiras cómicas, y de Imerline, una secretaria alemana con ancestros rusos. Sus padres se separaron cuando él apenas tenía un año, pero compartieron la custodia y su amor, apoyo y nunca le faltaron.

Su contacto con las cámaras y la actuación se dio en la adolescencia, cuando participó en el anuncio publicitario de una marca de leche. Fue el comienzo de una fulgurante y cuestionada carrera que, para los ortodoxos, tiene un gran lunar: la ausencia de formación académica. Sin embargo, ese nunca fue un obstáculo para escalar hasta alcanzar el reconocimiento.

La década de los 90 fue la de su despegue. Primero, cuando se pudo en el radar de los cineastas con su papel en Critters 3, su primer largometraje. Luego, por su aclamada actuación en ¿Quién ama a Gilbert Grape?, al lado del connotado Johnny Deep. Y, finalmente, por su rol protagónico en Titanic, junto con la hermosa Kate Winslet.

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El ansiado premio Óscar, que se le había negado en cinco ocasiones, finalmente lo recibió en 2016.

Ese éxito (la cinta recibió 14 premios Óscar, pero no el de protagonista y fue una de las más taquilleras de la historia) puso a DiCaprio en el ojo del huracán. Arreciaron las críticas por ser empírico, a pesar de que los aficionados del mundo, especialmente las jovencitas, lo adoran. Iba en la mitad de la falda de la montaña, pero ya vislumbraba la cima.

En Celebrity, dirigido por el genial Woody Allen, disipó buena parte de las dudas y el apoyo de aquel ícono de la industria, sin duda, le sirvió para acallar un poco las críticas. Voces que, sin embargo, subieron su voz otra vez cuando La playa fue un fracaso en las taquillas y en las opiniones de los expertos. Un tropezón del que, en todo caso, se levantó.

La llegada del nuevo milenio representó una revancha. Tras un breve alejamiento de las pantallas, regresó pisando duro: primero, en Gangsters de Nueva York, bajo la égida de Martin Scorsese, y luego en El Aviador, Diamantes de sangre y El lobo de Wall Street. Fueron interpretaciones que terminaron por convencer a muchos de sus detractores.

Lecciones desde la pantalla

Hasta aquí, y limitados a su trayectoria actoral, Leonardo DiCaprio nos ofrece al menos cuatro lecciones que los emprendedores debemos aprender y, sobre todo, poner en práctica. Porque son aprendizajes que si bien se dieron dentro se los sets de grabación de Hollywood, trascienden sus fronteras y aterrizan en nuestro ámbito virtual. Vamos, pues:

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Desde 2014, DiCaprio es Mensajero de la Paz por el Clima, de la ONU.

1) No basta: el talento no basta para alcanzar el reconocimiento del medio en el que nos desenvolvemos. De hecho, en ocasiones, como le ocurrió a DiCaprio, lo que conseguimos es granjearnos envidia y enemistad. A ese don hay que sumarle capacitación continua y mucho esfuerzo antes de sortear las dificultades que nos ofrece el camino.

2) Derribar paradigmas: si queremos alcanzar el éxito y la felicidad en la vida, no solo en los negocios, debemos estar dispuestos a hacer algo extraordinario. Eso implica romper esquemas, derribar mitos, vencer miedos, llevarle la contraria a la gente, al mercado, y luchar con convicción por aquello que nos apasiona, como lo hizo DiCaprio.

3) El proceso: el éxito no se da de la noche a la mañana porque es un proceso. Un largo camino en el que hay subidas y vertiginosos descensos, riesgosas curvas, que nos demoran, que nos retan. De ahí que se requieran perseverancia, valentía y decisión para no tirar la toalla antes de tiempo. El objetivo puede estar ahí, a la vuelta de la esquina.

4) Un agridulce aliado: el fracaso es indispensable en el proceso hacia el éxito. Este es un ingrediente imprescindible para aquellos que desean llegar a la cima, porque es la principal fuente de aprendizaje, del mejor aprendizaje. Si lo que deseas es un camino tapizado de pétalos, elogios y palmaditas en la espalda, después te arrepentirás.

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‘El Renacido’ fue la cinta que, finalmente, lo condujo a lo más alto de la cima en Hollywood.

A la par de su éxito en las pantallas, del reconocimiento de los aficionados y, por supuesto, de la fama y la riqueza, DiCaprio nos reveló otra faceta enriquecedora: la de activista. En 1998 creó la Fundación Leonardo DiCaprio “Dedicada a la salud y bienestar a largo plazo de todos los habitantes de la Tierra”, según su propia web.

“Por medio de asociación con colaboradores, apoyamos proyectos innovadores que protegen de la extinción a la fauna vulnerable mientras se restablece el equilibrio de ecosistemas y comunidades amenazadas. La FLD trabaja en cuatro áreas clave: especies, océanos, áreas silvestres y cambio climático, agrega. Ha recaudado 60 millones de dólares.

 “Aire limpio, agua y un clima habitable son derechos humanos inalienables. La solución a esta crisis no es cuestión de política, es cuestión de nuestra propia supervivencia”, dice DiCaprio, que en 2014 fue nombrado Mensajero de la Paz por el Clima por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este rol, sin duda, es el mejor de su vida.

En un medio en el que la riqueza, la opulencia y la ostentación marcan la tendencia, DiCaprio marca distancias y diferencias y, de nuevo, nos brinda un mensaje alentador. ¿Para qué estamos en este mundo? Él, sin duda, lo tiene claro: entiende que su posición, su reconocimiento y su fama le permiten ir a donde otros, quizás, nunca llegarán.

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La actuación en ‘Titanic’ le valió el reconocimiento y la admiración del público de todas las edades.

“Bien podría vivir en una mansión en Malibú, dedicarme a la vida tradicional de una estrella de Hollywood y no prestar atención a lo que ocurre allá afuera, más allá de las playas. Sin embargo, aprendí que las figuras públicas tenemos una enorme responsabilidad social, dijo DiCaprio en una entrevista a un medio mexicano.

No es el dinero, no es el éxito, no es el reconocimiento, no son los premios que te otorguen los que te permitan ganarte el corazón de tus semejantes. Es la nobleza de tu corazón, tu generosidad, tu compromiso con otros, tu sensibilidad social, tu desinteresado aporte al bienestar de lo que te rodea. Esa es la lección maestra de Leonardo DiCaprio, y merece el Óscar.

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