¿Cualquier buena idea es un buen negocio? No, no siempre es así. El caso es que detrás del éxito de Kiwilimón, la web que les ha enseñado a cocinar a muchas personas, hubo una idea común y corriente, de esas a las que casi nadie le auguraría éxito: “¿Qué voy a cocinar hoy?”. Una pregunta que nos hacemos todos los días y que gracias a una receta infalible se convirtió en una empresa exitosa.

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El mejor negocio no es aquel que obtiene las mayores ganancias; ese podría ser el más rentable, pero no el mejor negocio. Entonces, ¿cuál es? El mejor negocio es aquel en el que puedes unir tus dones y talentos con tu pasión y, resultado de esta fórmula, ayudar a otras personas. Ha pasado una década desde que esta idea se transformó en un negocio, pero este es solo el comienzo.

Acababa de pasar por el altar y Lorenza Ávila, una joven mexicana, se trasladó a Estados Unidos con su esposo, que iba a estudiar una maestría. Nuevo país, nueva ciudad, nueva vida y nuevos problemas. Para ella, uno difícil de solucionar: cocinar. Era poco, prácticamente nada, lo que sabía del arte culinario. Entonces, se inscribió el algunos cursos y solucionó parte del problema.

Sí, porque pronto descubrió que aprender a cocinar no era todo el problema. En su caso, se enfrentó al reto de hallar los ingredientes necesarios para preparar la comida mexicana. Los latinoamericanos nos adaptamos fácilmente a otras culturas, a otras costumbres, pero nunca nos olvidamos de nuestras raíces, de dónde venimos, y mucho menos cuando se trata de la comida.

Sin darse cuenta, de manera inconsciente, la idea comenzó a dar vueltas en la cabeza de Lorenza. Tiempo después, de regreso a su país, mientras trabajaba como ejecutiva de marketing de la multinacional Procter & Gamble, con su amiga Deborah Dana descubrió que el nicho de las amas de casa estaba inexplorado en internet, o cuando menos, desatendido. Y vio una oportunidad.

De manera artesanal, casi como un juego o una afición más que como un negocio con proyección, crearon Kiwilimon.com, “una fuente de inspiración”, según las palabras de Lorenza. “Es una plataforma de recetas en la que puedes descubrir qué cocinar. Es el lugar que te entretiene, pero, más importante, es el amigo que se preocupa, que te entiende y te saca siempre del apuro”, agrega.

La web comenzó como una base de datos de recetas, simplemente para que esas amas de casa que no tienen mucho tiempo disponible para la cocina o que no quieren consumir varias horas de su día en ese lugar, encuentren una variedad de opciones atractivas y, sobre todo, fáciles de preparar. Las recetas estaban acompañadas de fotos y videos en los que se enseñaba el paso a paso.

Comenzaron sin mayores pretensiones, como un hobbie alterno a su trabajo, pero la irrupción de las redes sociales cambió sus planes: se dieron cuenta de que tenían un gran negocio entre sus manos y, lo mejor, que había cientos de clientes, miles de clientes por atender. Entonces, se dieron a la tarea de diseñar un plan de negocios e implementar las estrategias de marketing.

No fue fácil, pero lo lograron gracias a que el impacto de sus videos fue poderoso. El punto de quiebre fue la receta del Trompo al pastor, un delicioso platillo mexicano cuyo ingrediente principal es la cabeza de lomo de puerco: se registraron 30 millones de reproducciones. A partir de entonces, el negocio fue sustentable gracias a la publicidad orgánica, algo increíble en esa época.

Entonces, llegó el momento de tomar decisiones drásticas: Lorenza y Deborah dejaron su trabajo convencional y se dedicaron a trabajar en su pasión. Sus ahorros, más los aportes de amigos y familiares, fueron el sustento de este emprendimiento que creció con rapidez. ¿Cuál fue la razón del éxito? Simplificaron la vida de miles de mujeres (y hombres también) en la cocina.


 

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Caldo de camarón, Enchiladas suizas rojas, Deditos de brócoli y Muslos de pollo al limón.


Dos mexicanas, Lorenza Ávila y Deborah Dana, descubrieron hace 10 años que el mercado de las amas de casa estaba desatendido en internet y crearon una web en la que publicaban recetas fáciles de preparar. Hoy, Kiwilimón tiene más de 26,5 millones de seguidores y es un modelo de éxito digno de imitar.


“Hoy, el panorama es muy distinto a cuando comenzamos. La gente ya consume mucho más estas plataformas de video y se siente como un chef en casa. Nos ven hombres y mujeres, quienes quieren aprender a cocinar, quienes no cocina nunca, los expertos y los que buscan inspiración”, en clara demostración de que acertaron al identificar un claro problema del mercado, un gran vacío.

Obviamente, su negocio también es distinto a lo que era hace una década. “Dejamos de ser una ‘startup’ para transformarnos en una empresa muy profesional. Antes, yo hacía los videos y hoy contamos con un equipo completo de chefs expertos y profesionales en producción de cocina, relata Lorenza. Esa profesionalización, sin duda, mejoró la calidad de los videos y de las recetas.

“¿La clave de nuestro éxito? El ser exageradamente bien hechos, conocer lo que les gustaba a las personas, mantener la calidad de las fotos, videos y, sobre todo, ser exigentes con las marcas con las que colaboramos”, afirma. Una receta perfecta, tanto en la cocina como en los negocios. Lo mejor es que todavía hay mucho espacio para crecer, mucho mercado por atender.

Actualmente, Kiwilimón ofrece más de 17.000 recetas, de las cuales casi 5.000 están en video, además de una aplicación móvil que ayuda al usuario a crear listas para ir al supermercado, otra app de inteligencia artificial para Amazon Alexa y una más de video para Apple TV. En otras palabras, es un negocio con muchos ingredientes, de ahí la gran acogida que recibió del mercado.

Así lo reflejan sus redes sociales, con más de 26,5 millones de seguidores, la mitad de los cuales son mexicanos. El público latino de Estados Unidos (con 12 %) y Colombia (6 %) son los más representativos. Y hay un dato muy interesante, curioso: una quinta parte de la comunidad está conformada por jóvenes entre 17 y 24 años, el 29 %, tiene entre 25 y 34 años y el 54 %m más de 35.

El mayor reto ha sido crecer de manera sostenida, con un soporte sólido. “Al comienzo, yo hacía de todo, pero cuando el negocio creció tuve que enseñarles a otras personas lo que deben de hacer y aprender a delegar. No fue una decisión fácil, porque siempre da miedo que puedes perder lo que has construido”, apunta. Por fortuna, la planificación ha salido según lo previsto, sin problemas.

“Debo asegurarme de que todo mi equipo ejecute su trabajo con calidad y empoderar a los demás para que tomen la batuta”, afirma Lorenza. Para cumplir ese objetivo, trascendental para su negocio, ha debido esforzarse en hallar el talento adecuado y en transmitir su visión al equipo. “Todos saben cuál es su papel y qué deben hacer. Además, con internet ahora es mucho más fácil”, agrega.

Otro diferencial de Kiwilimón es que, a diferencia de la mayoría de los portales de recetas, permite y fomenta la participación de los usuarios: muchas de las recetas que aparecen en la web son propuestas por los seguidores. Además, con el tiempo se ha conformado una comunidad unida por la pasión por la buena comida, con nutrido intercambio de experiencias y propuestas.

En un comienzo, hace más de 10 años, era solo una idea que le daba vueltas en la cabeza, una necesidad personal que requería solución. Hoy, solo es su trabajo, su emprendimiento, su pasión, sino que Kiwilimón es un modelo de éxito, un ejemplo digno de seguir. Lorenza Ávila y Deborah Dana, sin proponérselo, descubrieron la receta del éxito en la cocina y en los negocios.


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El Trompo al pastor, el platillo que lanzó a la fama a Kiwilimón.