Quería incluir una nota de estímulo y desafío para aquellos que desean cambiar sus vidas y no se atreven.

Una de las colaboraciones enviadas hace un tiempo ha quedado grabada en mi cabeza por la belleza de su imagen.

Sin embargo, he buscado en mis archivos una y otra vez y lamento informar que no la encuentro.

Esto me apareja dos problemas: Por un lado, tendré que recrearla según mi memoria -aunque me impactó lo suficiente como para recordarla bastante- y por la otra, no puedo citar a quién me la envió.

Al responsable entonces, cuando leas esto ten a bien reiterarme tus datos para poder hacer público el agradecimiento (y en su caso citar la fuente de origen, cosa que ahora no podré hacer).

Se basa en un cuento espectacular:

«Jorge y un grupo de amigos montañistas deciden escalar un peligroso pico, pese a que una tormenta se acercaba.

Por desgracia, la fuerte tormenta los sorprende en pleno ascenso y son golpeados por el viento y la nieve.

Tomados a duras penas en una escarpada pared nada pueden hacer y la oscuridad baja rápidamente.

Empiezan a congelarse lentamente y, de repente…pánico, uno de los montañistas se desprende y arrastra en la caída al resto tomados de la misma soga.

Golpes, rebotes, dolor, oscuridad…

Finalmente Jorge recupera el sentido colgado en el vacío y en medio de la más completa oscuridad.

Grita…pero nadie responde a su llamado.

Intenta tomarse de algún risco, pero sus manos y pies sólo encuentran el vacío.

Sabe que pronto va a morir congelado y decide elevar una plegaria:

– «Señor…tengo miedo…ayúdame a salvarme…»

De repente una voz resuena en sus oídos.

– «Jorge, suéltate de la soga…»

Jorge duda, no sabe si no se trata de una ilusión auditiva en su propia cabeza.

¿Soltarse de la soga?, es una muerte segura.

Pasada la tormenta el equipo de rescate se sorprendió al ver el montañista muerto, colgando de una soga a escasos centímetros de una plataforma que perfectamente le hubiese servido de apoyo y resguardo hasta que finalizase la tormenta…»

¿Saben por qué esta nota golpeó mi cabeza ?

Porque creo que en nuestras vidas muchas veces ocurre lo mismo.

Estamos atados a la soga de nuestro trabajo o rutina y estamos temerosos de tomar el riesgo de lanzarnos al vacío.

– «No tengo tiempo»…
– «Prefiero tomarme unas vacaciones a invertir en un nuevo negocio»…
– «¿Estudiar o Investigar?, ¿Para qué?»…

Todas éstas son «sogas» que nos impiden llegar hasta una plataforma segura y que nos llevan a congelarnos en la rutina (y en algunos casos en la mediocridad).

Los emprendedores DEBEMOS correr ciertos riesgos para triunfar.

Alguna vez, haga caso de la voz en su cabeza que le aconseja cortar la soga en la oscuridad.