Sin duda, habrá escuchado que Internet es el negocio del futuro (o del presente) y se habrá desvelado en más de una ocasión para averiguar cómo encajar en dicha tecnología. ¿Ha considerado la posibilidad de comenzar un negocio en la Red, pero aún no está seguro de si esto es lo suyo? Acá encontrará una serie de razones para hacerlo.

En los últimos años, la población de usuarios de Internet ha crecido exponencialmente y cada mes continuan ingresando millones de usuarios a la Red y miles de negocios se establecen en-línea.  Esta creciente audiencia, unida al factor que la publicidad y el mercadeo en Internet se pueden hacer a fracciones del costo de los métodos tradicionales, nos colocan en una situación en la cual el potencial de éxito en-línea es ilimitado.

Por otra parte, el crecimiento en el número de computadores  personales en los hogares y el surgimiento de nuevas tecnologías que nos permiten conectarnos a Internet sin necesidad de tener un computador  personal y poder navegar por Internet, recibir y enviar correo electrónico, participar de conversaciones en salones de charla (chat), grupos de discusión y demás recursos inherentes a este medio, han acercado la tecnología al usuario común y corriente. (Ejemplos: WebTV, iPhone, móviles)

Aquellos días en que para poder usar un computador  era tema reservado para personas de altos conocimientos técnicos, son cuestiones del pasado. Hoy, el computador  es un electrodoméstico más y su uso se ha simplificado tanto que incluso para niños de muy corta edad es un aparato tan familiar como cualquier otro del hogar.

Además, con la cantidad de recursos que actualmente nos ofrece Internet, son pocos los campos en los que ésta no ha incursionado y son pocos los productos o servicios a los que desde ella no haya acceso. No está muy lejos el día en que, incluso, todo se pueda hacer desde nuestra propia casa, pues un alto porcentaje de las actividades cotidianas son susceptibles de realizarse por este medio.

En algunos países desarrollados se está viendo un nuevo fenómeno y es el que día a día son más las empresas que permiten a sus ejecutivos trabajar desde sus propias casas; directamente desde sus propios computadores , con conexión directa a Internet y a la Intranet de la empresa.  A este nuevo fenómeno se le empieza a conocer como telecommuting.

Sin duda, Internet por sí mismo está a punto de convertirse (o se ha convertido ya) en el medio más poderoso de mercadeo desde la creación de la televisión. Nuevas herramientas y estrategias de mercadeo se introducen constantemente y dados los avances tecnológicos en la sociedad de hoy, las pequeñas empresas tienden a volverse cada día más y más fuertes. Lo anterior permite crear un nuevo escenario en el que los altos costos asociados al montaje y funcionamiento de cualquier empresa, son reemplazados por herramientas más económicas, efectivas y globales. El correo electrónico, por ejemplo, es un buen ejemplo de lo anterior. Nunca antes había sido posible contactar a alguien en el otro lado del mundo en tan solo unos cuantos segundos y a unos costos mínimos.

¿Hay gente comprando en Internet?

Efectivamente, día a día son más personas que hacen todo tipo de transacciones comerciales en línea, comprando productos y servicios directamente desde sus casas u oficinas. Y, aunque parezca difícil de creer, muchos de los clientes aún no han ingresado a la era Internet y sobra decir que, con tal crecimiento, sumado a un producto o servicio adecuado y un mercadeo estratégicamente planeado, una empresa puede generar muchas utilidades.

Sin embargo, hay que tener presente que algunos productos y servicios son perfectos para la Red mientras que otros no lo son. Si usted o su empresa tienen un producto que pueda satisfacer la necesidad de un mercado regional, nacional o mundial y, además, tiene la capacidad de distribución requerida, el Internet es ideal para ello. Si, por el contrario, su empresa no tiene dicha capacidad, analice con detenimiento exactamente qué es lo que espera obtener con una presencia en Internet para que esta pueda prosperar.

No basta con tener un sitio web…

Una de las primeras cosas que deberá aprender es que no basta con construir una presencia en Internet para que los clientes vengan. Nada en esta vida es gratuito ni viene de la nada. Se necesitan dedicación y compromiso de trabajar duro para alcanzar las metas que uno se ha propuesto. Si su meta es generar unos cuantos dólares extras al mes para complementar sus ingresos habituales, entonces trabaje por ella y consígala.

Si usted desea convertir su negocio en una aventura de tiempo completo, establezca sus objetivos y prepárese a luchar con tesón. Si usted está decidido a hacer de Internet una empresa que le reporte ingresos económicos sustanciales, dispóngase a invertir tiempo, dinero y recursos.

El punto central al que quiero llegar, es que usted no sabrá si aventurarse en la red mundial de computadores  es efectivamente para usted hasta que lo intente. Si ya está en línea y dispone de unas cuantas horas para dedicarle a esta aventura, inténtelo.

Si decide seguir adelante, asegúrese de encontrar una oportunidad legítima que no involucre altos costos para empezar. Lo mejor de este nuevo medio es que gran parte de las labores publicitarias y de mercadeo se pueden hacer gratuitamente, si así lo desea.

¿Se puede hacer dinero en Internet?

En una palabra, sí. No se necesita hacer enormes inversiones económicas, tampoco se requieren conocimientos técnicos especializados. Cualquiera con los deseos de hacerlo y con las herramientas adecuadas puede sacar provecho de esta nueva tecnología.

Sin embargo, es común ver cómo personas que inician operaciones comerciales en la Red no tienen cálculos realistas de cuánto tiempo toma para que el negocio despegue y empiece a dar resultados. Lo anterior básicamente se debe a la mala información recibida y a un boom de promesas infundadas que circulan en Internet de cómo amasar una fortuna en la Red.  (Lectura recomendada: No crea el cuento que podrá enriquecerse de la noche a la mañana)

Efectivamente se puede hacer dinero en la Red mediante la venta de productos y servicios. Sin embargo, usualmente hay una curva de aprendizaje a la que nos tenemos que someter. Basado en mi experiencia, podría decir que toma alrededor de 8 meses a un año antes de que cualquier negocio despegue. Durante este período, son muchos los errores que se cometen y que podrían haberse obviado de haber contado con la información necesaria en el momento preciso.

Una buena forma de acelerar esa curva normal de aprendizaje es aprendiendo de la experiencia ajena.