Con frecuencia, en los diferentes actos en los que estoy presente, ya sea como participante o como conferencista, muchas personas me abordan para compartir conmigo uno de sus sueños: quieren tener un negocio en internet. El entusiasmo se les nota en el brillo de los ojos y en el tono de la voz, y da la impresión de que el corazón se les va a salir del pecho. Sin embargo, cuando les hago la primera pregunta sufren un sacudón.

“¿Ya tienes tu página web, cuál es tu dominio?”, les pregunto. Frenan en seco, la respiración se detiene y la expresión del rostro cambia radicalmente. “No, todavía no. Estoy en eso”, suelen responderme. Y cuando hablamos específicamente del dominio, las respuestas no las puedo incluir en esta nota, por su extensión: www.comohacerelmejorpancaserodelmundo.com, y cosas por el estilo. Es decir, nombres nada comerciales e imposibles de memorizar que se vuelven, más bien, un obstáculo en las estrategias de marketing.

A estas alturas del partido, como se dice, es inconcebible que haya tantas personas interesadas en los negocios por internet y no tengan su propio dominio. En internet, el dominio es como el apellido en la vida real: es lo que te distingue, lo que te hace particular, lo que te ubica dentro de un contexto familiar, un sello indeleble. Es posible que haya homónimos, de hecho casi siempre los hay, pero cada uno como individuo es único.

Veámoslo de la siguiente manera: llegas a presentar una entrevista de trabajo y, cuando te preguntan tu nombre, respondes: “Yo soy Juan, el que vive en el barrio Las Flores, en la cuadra de Pedro y Joaquín, cerca de la tienda de Pedro y de la lavandería de Rosa, y en la casa que tiene portón blanco”. Obviamente, no te van a contratar. Con que respondieras Juan Martínez Rojas era suficiente y la entrevista podía continuar, pero lo echaste a perder.

Lo mismo ocurre en internet cuando no tienes un dominio propio o cuando tus cuentas de correo todavía tienen la extensión @hotmail.com o @gmail.com o la que quieras. ¡Es lo más impersonal que puede haber en los negocios, lo menos profesional! Es darle una patada a la lonchera de las oportunidades, porque es abrir la puerta para que el cliente potencial desconfíe de la seriedad de tu empresa. Y claro, prefiera irse a otra parte.

Tener un dominio propio es como ser dueño de una propiedad intelectual: es algo tuyo, y nadie te lo puede quitar. Es el primer sello de exclusividad, uno que te va a permitir construir un nombre, el nombre de tu imperio, uno con el que la gente te identifique así no te conozca. A mí, por ejemplo, muchos me conocen como Álvaro Mendoza, pero también me identifican claramente con Mercadeo Global o con Club de Marketing Global.

Eso genera confianza, da credibilidad, proyecta una imagen seria y profesional de tu empresa. Y esos tres aspectos, lo sabes, lo repito una y mil veces, son los sustentos del éxito en los negocios. No importa que tu empresa, en realidad, sea un cuarto en tu casa, sin más empleados que tú mismo: lo que los clientes ven en internet, lo que de verdad les interesa, es lo que se desprende de ese nombre www.tuempresa.com.

A veces, por ahorrarse un costo que es mínimo, muchos emprendedores lanzan su web con un dominio que le pertenece a un tercero, generalmente el proveedor del hosting. Ese es un grave error, porque nunca controlas el dominio, porque no es tuyo, porque corres de perderlo todo el día de mañana cuando tu empresa crezca y veas que es necesario independizarte de ese yugo y presentarte con un dominio propio.

El contenido lo puedes migrar sin problema, pero, ¿con la credibilidad, con la confianza de los clientes, con la imagen de tu empresa, puedes hacer lo mismo? Por supuesto que no. Si, por ejemplo, ese proveedor inicial se queda chiquito para el tamaño de tu empresa y debes contratar un servidor más grande con otra empresa, sin un dominio propio es volver a arrancar de cero, como si no tuvieras nada, así lleves diez o veinte años en el mercado y seas conocido.

Si uno de los propósitos que tienes para 2017 es empezar tu negocio en internet y todavía no diste el primer paso, te digo cuál es: ¡Compra tu dominio! Es muy barato y, aunque no lo uses inmediatamente, ya nadie te lo puede arrebatar. Cómpralo y luego imprime una hoja grande con el nombre (por ejemplo, www.pasionporelarte.com) y pégalo en una pared de tu cuarto. Cada vez que lo veas, estoy seguro, te llenarás de motivos e inspiración para hacer realidad tus sueños. ¡Hasta pronto!